CRISÁLIDA
Una mariposa emerge de su crisálida en un gesto ampliado hasta rozar lo monstruoso. Las texturas —pelos, fluidos, pliegues húmedos— evocan tanto la fragilidad de la carne como su potencial transformación. Aquí, el gran formato no engrandece la belleza, sino que revela sus fisuras: las fibras, los restos, los pliegues húmedos del nacimiento.
La mariposa, figura recurrente en la obra de Antonia Montealegre, aparece como cuerpo en tránsito. No hay forma definitiva, solo una tensión latente entre lo que queda y lo que se eleva, entre la materia que insiste y la posibilidad de algo sublime.